Borges destaca no sólo por su poesía, sino por la renovación en el modo de narrar que tiene que ver con una concepción general de la literatura que va desarrollando a lo largo de su trayectoria; así, no se puede hablar de separación entre el discurso poético y el narrativo.
La base de su concepción arranca en la estética de las Vanguardias.
1) ÉPOCA DE APRENDIZAJE: Borges se va identificar en un primer momento con el Ultraísmo, que conocerá durante su estancia en España entre 1918 y 1920, y a través del que sería uno de sus maestros, Cansinos-Asséns, pero también a través de Guillermo de Torre y Gerardo Diego.
El ultraísmo intenta ser la síntesis ecléctica donde recogen alguno de los aspectos fundamentales de otros movimientos. Guarda mucha relación con el creacionismo y la importancia de la imagen y la metáfora. Se define como un deseo de ir más allá de la normalidad, de intetar lo más difícil en el campo de la experimentación, utilizando los recursos que sean necesarios. Pero también vemos presente una actitud excluyente, competitiva respecto de otros movimientos.
En 1921, en la revista "Ultra", Borges publica "Autonomía de mi ultra", donde trata de señalar los aspectos fundamentales de su teoría estética:
- "Sólo hay dos estéticas: la pasiva de los espejos y la activa de los prismas. Ambos pueden existir juntas".
- Hace una división entre una tendencia impresionista y una tendencia expresionista: el impresionismo se identifica con la tendencia estética tradicional ( que se ajusta a esa "estética pasiva de los espejos"). El expresionismo es un movimiento estético nuevo que está surgiendo, la primera manifestación vanguardista, y la primera en separarse del impresionismo. Se identifica con la imagen del prisma, una imagen activa, dinámica, que no refleja la realidad como el espejo, sino que descompone esa realidad, abriendo una red de muchas más posibilidades.
En la revista "Prisma" que funda Borges en Argentina, vamos a encontrar que frente a la descripción, Borges va a sitar la sensación en sí o emoción desnuda. Los adjetivos nos remiten al concepto de poesía pura en que se inscribe la Vanguardia frente al concepto tradicional del Impresionismo, del Modernismo, que se fundamenta en los superficial, lo metafísico, lo sentimental.
Este "en sí" o "desnudez" se consigue mediante: el ritmo, un ritmo interior a la poesía misma, en continuo movimiento diferente en cada poema (no como en la métrica tradicional); y la metáfora como una curva verbal que traza el camino más breve ante dos realidades, buscando la luminosidad, el hallazgo, como un chispazo, la luz, la importancia del poema.
El poema "Prismas" tiene un efecto plástico, una cierta reproducción de un paisaje que puede recordar a un modo cultista. No vemos signos de puntuación, si bien las pausas son señaladas con separaciones tipográficas. La estructura del poema se basa en una concatenación de comparaciones, metáforas, imágenes (si bien algunas son tópicas y poco logradas, como ocurre con "amanece temblando la guitarra". En este verso encontramos la influencia de la poesía neopopularista que se está haciendo en España: "aljibes", representa el suicidio. Otras, son más logradas "noche blindada" da la idea de pesadez que contrasta con la acción de "abrir"). Éste es un poema de juventud, con muchas vacilaciones. Sin embargo, da una idea de la concepción poética de la que Borges parte para construir su trayecoria poética.
Así la metáfora, pilar en el que se fundamenta la poética modernista, es elemento de profundización y estudio. Ya en 1921, época de su escritura ultraísta, publica en la revista "Cosmópolis" "APUNTACIONES CRÍTICAS: LA METÁFORA", con el que inicia su reflexión sobre este recurso retórico al que considera el camino para:
-transmutar la realidad en el mundo del arte.
- También ya señala el hecho de que la metáfora puede reducirse a fórmulas arquetípicas, y propone las metáforas excepcionales, "aquéllas que escurren el nudo enlazador de ambos términos en la intelectualización", esto es, aquéllas que ocultan la conexión entre término real e imaginario por medio de la intelectualización. Estas metáforas excepcionales son inasibles, no pueden ser captadas por la mayoría de los lectores. Y así no pierden su eficacia. Al tiempo propone, las metáforas antitéticas, basadas en el origen ambiguo del significado del lenguaje y crean numerosas confusiones, por ejemplo el término "huésped", que a un tiempo significa al que acoge y al que es acogido.
En 1925, Borges publica su primer libro de ensayo importante: INQUISICIONES, si bien luego lo repudiaría. Es un libro de juventud pero muy interesante, donde incluye dos ensayos dedicados a la metáfora "EXAMEN DE METÁFORAS" y "DESPUÉS DE LA METÁFORA".
En el primero, advierte la insistencia del uso de la metáfora en la poesía popular (en este momento, está iniciando su segunda etapa poética, que él consideraría la primera, con una serie de libros que inauguran una línea neopopularista, coincidente con el neopopularismo que se está produciendo en España de la mano de J.R.J y Antonio Machado. Esa línea populista que tiene rasgos regionales muy marcados, se llama en Argentina "criollismo". Borges llega a una conclusión similar a la que, por esos cambios, están llegando su predecesor en la línea populista, Machado.
Borges percibe ahora que el procedimiento metafórico siempre está conectada, por innovadora que sea, al mecanismo de analogía ancestral, estructura de correspondencias que se repite a lo largo de la historia. La metáfora es una verdad intemporal: a través de ella no se puede hacer ninguna manipulación del tiempo (otra de las claves, obsesiones verdaderamente, de la teoría literaria de Borges).
La MANIPULACIÓN DEL TIEMPO (como desconstrucción de la percepción del tiempo lineal de Occidente) es una de las labores de la Vanguardia, que trata de crear, rompiendo las reglas, otras posibilidades como el tiempo circular, simultáneo, fragmentario. Así, se rompe la estructura de la poesía tradicional (que marca el tiempo a través de esa estructuración métrica).
En el otro de los ensayos, se refiere al tiempo y dice el porqué elige Buenos Aires como tema central de su poesía en esta época (FERVOR DE BUENOS AIRES, 1923; LUNA DE ENFRENTE, 1925; y CUADERNO DE SAN MARTÍN, 1929). Dice que le interesa Buenos Aires porque a diferencia de otras ciudades europeas o españolas, en las que no se percibe el transcurrir del tiempo, por el peso de la historia, en ella se observa cada día ese cambio, ese transcurrir del tiempo. Esta obsesión por el tiempo le llevará a posiciones radicales en su poesía como podemos ver en el poema de la pág. 199 "FUNDACIÓN MÍTICA DE BUENOS AIRES"
Los poemas de FERVOR DE BUENOS AIRES muestran el protagonismo de un verso libro muy suelto, al estilo de la estética vanguardista. En la medida en que avanza sobre el discurso de la poesía popular, paralelamente va recuperando la tradición en las estructuras métricas, y esto se ve en el poema antes mencionado, compuesto con versos alejandrinos, agrupados en una especie de cuartetos muy singulares, porque no tienen estructura fija, son rimas asonantes que cambian de un cuarteto a otro, y al final, hay dos versos a modo de examen de todo lo expuesto.
También hay términos que no se entienden a primera vista, incluso requieren un buen diccionario de americanismo (compadre, truco, zaína) y de diminutivos o giros o intentos de imitar ortográficamente el sonido algunas palabras ("en mitá"). Obedece a esa voluntad criollista de recuperación del habla regional, popular, de la Región del Plata.
Vemos una paradoja muy típica en Borges, relacionada con el tiempo: esa fundación mítica de Buenos Aires, para la que Borges recurre a la historia para volver al sentido mítico de su origen: partiendo de la historicidad de la ciudad, sin embargo, intenta construirla como ciudad eterna, inmóvil más allá del tiempo y el espacio, retomando la impresión que tuvo de las ciudades europeas; trata de elevarla a la categoría de ciudad mitológica.
A partir de CUADERNOS DE SAN MARTÍN, Borges enmudece poéticamente. Un silencio que se prolongará hasta 1943, fecha en que publica su Antología, en la que incluye poemas de estas tres obras y otros nuevos.
El silencio de estos años (1929-1943) obedece a una conclusión consciente: el discurso poético no le sirve para llevar a cabo la revolución poética que pretende. En su artículo "La metáfora", llega a la conclusión de que la metáfora pertence a la tradición poética y que muy poco se puede hacer con ella en una poesía que pretende la renovación. Así, romperá con la estética vanguardista. Comenzará una nueva poesía en la que está incluida su línea populista, pero durante su silencio poético, se habrá dedicado a explorar otros campos, tales como el ensayo y la narración corta, en la que Borges manifestó su maestría.
A raíz de la antología aparecida en 1943, Borges publicará una serie de libros de poemas que constituirán su tercera etapa, su vuelta a la poesía. Hablamos de POEMAS, de PARA LAS SEIS CUERDAS (1965), de ELOGIO DE LA SOMBRA (1969), de EL ORO DE LOS TIGRES (1975), de LA CIFRA (1981).
En su poema "ARTE POÉTICA", Borges manifiesta haber vuelto, desde el punto de vista formal, a las formas tradicionales. Es un poema estructurado estróficamente en cuartetos endecasílabos. El cuarteto, estrofa métrica muy utilizado en el Modernismo (si bien en alejandrinos), recibirá una variante de la pluma de Borges que la retórica tradicional no admitía: no se limita a la rima en consonante, sino que rima las últimas palabras enteras de cada verso. Lo hace por transgresión, y en ello vemos un cierto virtuosismo aplicado a la idea de regreso a la tradición.
Borges plantea en el poema la concepción clara que tiene de la poesía y la literatura en general a la que ha llegado tras una reflexión acerca de todo en sus escritos en prosa. Habla del tiempo y de la poesía en el tiempo. Éste ya será claramente una obsesión en su etapa de madurez (de la cual FICCIONES es un claro ejemplo). La manipulación literaria del tiempo se plasmará evidentemente en este poema. Aquí, nos encontramos ante un tiempo lineal, pero basado en la idea de Heráclito, esto es, un río siempre es el mismo y siempre, diferente. Borges está con ella plasmando la relatividad del tiempo y de la vida misma. El mismo día es todos los días; el mismo hombre es todos los hombres. Se repiten y a la vez son diferentes. Esta concepción es la que le sirve para la justificación poética como elemento de huella, lo único que el hombre deja, que permanece en la concepción lineal del tiempo.
En la segunda estrofa, nos encontramos ante la idea clásica de la vida como sueño y, al mismo tiempo, como muerte: morimos todos los días, pero no nos preocupa demasiado pues es una cuestión relativa. Esto se enlaza con otra de sus constantes: la percepción de la realidad es para Borges LIMITADA porque el tiempo, por un lado, nos parece continuo, lineal, y a la vez nos parece infinito, ya que no tenemos percepción de los límites temporales. La manera de vivir muestra esto, que el hombre se cree inmortal.
Igualmente, la percepción que tenemos del Universo, como es parcial, nos da la sensación de Caos, percibimos los efectos pero no sus causas. Esta sensación de caos tiene como resultado la percepción limitada de la realidad.
Concluye Borges que el que la literatura intente imitar la realidad, es una LIMITACIÓN, ya que no hará sino construir un mundo más cerrado en el que podremos percibir el tiempo de un modo ya no sólo lineal, sino simultánea. Esta idea de corte claramente decimonónica y empirista, y retoma la idea de Oscar Wilde de que no es la literatura la que imita la realidad, sino al revés. Hay que hacer, por tanto, una literatura que no imite y que sea capaz de construir una realidad más perfecta, cerrada, consecuente, que la del mundo que nos rodea (en el fondo, Borges no deja de ser modernista). Para Borges esta tarea se puede hacer con discursos cerrados, coherentes, compactos: filosofía, ciencia, saberes ocultos. Así cuando Borges se sirve de estos discursos, está haciendo precisamente eso: construir, aun cuando consciente de la artificiosidad de la literatura. No es un filósifo ni un científico ni un ocultista. Es un literato consciente de lo artificial de la literatura que se sirve de esos mecanismos para crear esa artificiosidad.
La imagen del espejo: es otra de las grandes obsesiones de Borges. El arte actúa, como un espejo, pero en él no se refleja la realidad (a causa de la percepción limitada). Lo que se refleja por tanto es una de las posibles imágenes de la realidad. La literatura debe ser un discurso con sus propias leyes autónomas, pero Borges va más allá y dice que la literatura no debe ser así, sino que siempre ha sido así. La literatura es un espejo que se mira en un espejo, que se mira en un espejo que... Desde la Biblia, la literatura ha sido una imitación no de la realidad, sino de si misma. La tradición literaria se nos manifiesta así como LABERINTO.
Por eso (Idea recogida en la estrofa cuarta.) la poesía nunca muere. El arte está en esa tradición; no constante, pues sus artificios se van depauperando, pero nunca muere. Se es original no aprotanto nuevos prodigios ni espejismo, sino un nuevo espejo pequeñito en el que se va a volver a mirar la tradición literaria.
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