de Stefan Sweig -Tres espíritus creadores

sábado, 12 de abril de 2008

Algunas palabras de uso común

Los Misterios... semana a semana


COPROLALIA
Un Honorable Diputado de la República parece haber puesto el dedo en la llaga cuando se ha referido a ciertos programas de la televisión chilena. En parte de su discurso calificó de grosero, vulgar y "coprolálico" el lenguaje empleado por las estrellas de la llamada "pantalla chica". A primera vista, las expresiones del parlamentario destilan humores de verdad indiscutibles. Y no sólo en los bodrios ofrecidos a propósito del Mundial de Fútbol, porque basta una leve ojeada u oída para comprobar que el uso del idioma en los medios televisivos constituye la mejor muestra de desenfado, trivialidad, incultura y hasta ignorancia. Pero voy a lo mío. El análisis de este problema han de realizarlo con mayor propiedad los sociólogos, psicólogos, pedagogos y gente así...
La voz "coprolalia" se define como la tendencia a proferir voces o frases groseras y obscenas. Su esencia semántica se encuentra en el prefijo griego "copro", es decir, excremento. De ahí que la "coprología" sea el estudio de la composición física y química de las heces, junto con la determinación del número de bacterias y otros organismos acompañantes.
El Premio Nobel español Camilo José Cela, es autor de un libro coprolálico monumental: "Diccionario del Erotismo", editado por Grijalbo, y que consta de 900 páginas. Bueno sería que animadores, cómicos, locutores y similares le echaran una miradita. Poetas y novelistas medievales, renacentistas y modernos examina Cela y ofrece al lector una amplísima muestra del inagotable repertorio de la procacidad en el uso de la lengua española. Sólo que la diferencia entre los autores citados -que son cientos- y nuestros criollos pantalleros chicos es igualmente monumental. Una cosa es ser grosero; otra, poseer gracia e ingenio. Igual de recomendable es "Glosario del Amor Chileno, de Radomiro Spotorno, obra menor, pero interesante y aleccionadora acerca del tema.
ESTRELLAR
A propósito de las "estrellas", digamos que este vocablo desempeña la función de adjetivo, en cuyo caso significa "relativo a las estrellas", y la de verbo transitivo y pronominal, con las significaciones de cubrir de estrellas, lanzar con fuerza algo contra un objeto, y chocar violentamente contra algo. Estrellarse es, también, darse un encontronazo contra alguien, hecho no muy difícil en estos tiempos en que las masas se han apoderado de las calles y aceras.
SOÑITO
Diminutivo antiguo de sueño. Los chilenos usamos "sueñito" y, a veces "sueñecito". La forma del castellano antiguo la encuentro al leer uno de los siempre bellos romances medievales titulado "El Enamorado y la Muerte". Veamos:
Un sueño soñaba anoche,
Soñito del alma mía,
Soñaba con mis amores,
Que en mis brazos los tenía...

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