La Revolución Mexicana, iniciada en 1910, coincidió con un nuevo interés de los escritores latinoamericanos por sus características distintivas y sus problemas sociales. A partir de esa fecha los autores latinoamericanos comenzaron a tratar temas universales y han llegado a conseguir una impresionante calidad literaria que ha despertado la admiración internacional.
La poesia
En la poesía, numerosos autores reflejaron en su obra los ideales del arte europeo como el cubismo, expresionismo y surrealismo y españoles como el ultraísmo, denominación que recibió un grupo de movimientos literarios que se desarrollaron en España a comienzos del siglo.
Teatro
El teatro latinoamericano continuó su proceso de maduración en gran cantidad de ciudades como Ciudad de México y Buenos Aires, en las que se convirtió en un importante vehículo cultural. En México pasó por una completa renovación experimental, representada por el Teatro de Ulises (1928) y el Teatro de orientación (1932).
Ensayo
Los ensayistas posteriores al modernismo han sido muy activos, han adoptado una dirección nacionalista y universal, y han ofrecido una gran variedad de puntos de vista intelectuales.
Narrativa
A partir de comienzos de siglo, la novela latinoamericana en español se ha desarrollado en tres fases: la primera en la que dominaba la concentración en temas, paisajes y personajes locales, y que se vio seguida por otra en la que se produjo una extensa obra narrativa de carácter psicológico e imaginativo ambientada en escenarios urbanos y cosmopolitas, para llegar finalmente a una tercera en la que los escritores adoptaron técnicas literarias contemporáneas, que llevaron esta literatura a un reconocimiento internacional y a un continuo interés por parte del mundo literario.
Nuevo mundo, nueva literatura
El modernismo, corriente que caracteriza al arte de fines del siglo XIX y comienzos del XX, es el primer movimiento literario auténticamente americano. Hasta ese momento las tendencias habían provenido de Europa y aquí, en el Nuevo Mundo, se habían adaptado.
¿Cómo y por qué surge el modernismo en América? La respuesta está en la reacción de los artistas contra el excesivo romanticismo y rigor académico que impregnaba el ambiente creativo.
Primero surgió en el norte: México y Cuba, en donde escritores como Salvador Díaz Mirón y José Martí, sentaron las bases de un lenguaje más libre tanto en la forma como en los temas.
Sin embargo, es al nicaragüense Rubén Darío a quien se considera como creador y máximo exponente del modernismo.
En España, influyó sobre prestigiados escritores del momento: los hermanos Antonio y Manuel Machado; Ramón del Valle Inclán y Juan Ramón Jiménez, entre otros. Es este último al que se considera como el máximo exponente español del modernismo.
La libertad de su métrica, la utilización de simbolismo y el desprecio por la lógica que impone el realismo, se advierte en todas y cada una de sus creaciones.
No quise más la estrella,
y le bajé los ojos;
pero la estrella se me vino en ellos;
como -creía yo- una flor de nieve
Pero la flor de nieve era de nardo
-de lágrima-, de armiño; y se deshizo,
y me caía, chorreando, dentro.
Rebosaba, y me eché a llorar;
y lloré armiño y nardo al mundo negro
y una gloria de estrellas desheladas
(Extraído del libro "300 poemas" de Juan Ramón Jiménez
Seguidores de Darío
Entre los principales integrantes del movimiento modernismo americano, hay que mencionar al argentino Leopoldo Lugones, al peruano José Santos Chocano, al guatemalteco Enrique Gómez Carrillo, al mexicano Amado Nervo, al uruguayo José Enrique Rodó y el colombiano José Asunción Silva.
Rubén Darío visitó Chile en 1887 cuando recién cumplía los 20 años, pero ya gozaba de prestigio como buen poeta. El año anterior de su viaje a Chile había publicado Espístolas y poemas, con gran difusión y buena crítica.
Fue aquí en nuestro país donde publicó su libro Azul -textos poéticos en prosa y verso- considerado como el ABC del modernismo. Quizás por la cercanía de su mágica personalidad o por lo vigoroso de las formas utilizadas, Darío sembró en Chile una semilla que creció firmemente y se multiplicó.
El poeta más relevante de este movimiento en Chile fue Pedro Prado (1886-1952) quien se sintió conquistado por la nueva corriente literaria y en ella insertó gran parte de su obra.
Así como ocurrió después en España, también en Chile floreció la poesía después de la visita de Rubén Darío. Samuel A. Lillo (1870-1958); Carlos Pezoa Véliz (1879-1908); y Julio Vicuña Cifuentes (1865-1936), están entre los más influenciados. Pero ellos sólo están en la base de la pirámide que luego fue afinándose para culminar en los nombres de Gabriela Mistral y, más tarde, en Pablo Neruda.
El modernismo pregona:
Libertad absoluta de creación, desechando las reglas impuestas hasta ese momento por las academias de arte.
Aceptación de algún grado de irracionalidad, en oposición al desarrollo estrictamente lógico
Admiración de la naturaleza por sobre el asombro frente a la tecnología
Valoración de la estética, en abierta contraposición al desprecio que el naturalismo había mostrado por lo bello
Utilización de palabras exóticas e invención de términos, que dan notoriedad, ritmo y musicalidad al texto.
Las primeras décadas del siglo XX
Los movimientos culturales y las tendencias que nacieron en Europa, durante el siglo XX, llegaron más tarde a América. Y la influencia que ejercieron dio lugar a un desarrollo de composiciones y obras literarias de diversa índole.
En América, este nuevo movimiento cultural significó más que una escuela una época donde hubo un "gran movimiento de entusiasmo y libertad hacia la belleza", según las palabras del poeta español Juan Ramón Jiménez.
La madurez económica y política que alcanzaron los países hispanoamericanos a fines del siglo XIX permitió el abandono de la vieja imagen romántica del literato político, representado por Sarmiento, Montalvo, Arboleda y en otro plano José Martí.
El nuevo escritor es exclusivamente un artista y puede dedicarse a la búsqueda de la belleza. El nuevo escritor, generalmente, procede de familias acomodadas, pero rechaza el mundo de fantasía que estas clases sociales viven, prefiere huir de la sociedad, aunque a veces por vías poco adecuadas (suicidios, alcohol y drogas).
Dentro de este nuevo escenario, era lógico que los valores literarios adquirieran signos nuevos. La literatura hispanoamericana se nutre de dos fuentes principales, ambas francesas, el parnasianismo y el simbolismo. Con el primero, se acoge toda la influencia de Baudelaire y el ensalzamiento de los temas morbosos y, sobre todo, la obsesión por la belleza exótica.
El simbolismo había pretendido con Mallarmé expresar la idea pura de la belleza, a través de la complicidad de imágenes dispares, cuya enunciación recreaba en el lector la figura requerida.
De los parnasianos y simbolistas procede también la actitud de desesperación vital, de angustia y de tedio. Y las corrientes filosóficas del momento son apropiadas para ello: quiebran la antigua confianza en el positivismo, el que es reemplazado por la moral del superhombre predicada por Nieztsche. Es la época del irracionalismo vitalista, de las luchas contra las trabas que el cristianismo impone al libre desarrollo del ser humano. Pero, también se siente, por otro lado, la estremecida, casi mítica necesidad de Dios (Unamuno, León Bloy).
Surrealismo y Existencialismo
El surrealismo se extinguió como movimiento artístico en la década de 1930. Sin embargo, sus planteamientos ideológicos orientados en contra de las teorías tradicionales sobre estética, ética y política y en favor de nuevos símbolos y mitos alejados del racionalismo, continuaron ejerciendo su influencia a través de todo el siglo XX.
El existencialismo moderno surgió en la Europa desgarrada por las luchas entre intereses encontrados, donde el hombre se sentía amenazado en su individualidad, en su realidad concreta. De ahí su énfasis en la fundamental soledad del individuo, en la posibilidad de encontrar la verdad por medio de una decisión intelectual, y en el carácter irremediablemente personal y subjetivo de la vida humana.
Se denomina existencialismo a una serie de doctrinas filosóficas que, aunque suelen diferir radicalmente en muchos puntos, coinciden en considerar que es la existencia del ser humano, el ser libre, la que define su esencia, en lugar de ser su esencia humana la que determina su existencia.
Los nuevos literatos
Los poetas y prosistas americanos del siglo XX fueron renovadores de la lengua literaria americana: desterraron el lenguaje grave y afectado de la prosa romántica, sustituyeron el adjetivo tipificador por el adjetivo colorista y sugerente, depuraron el idioma, lo hicieron directo y hablado, incluso en medio de las más rebuscadas exquisiteces.
Los magníficos sesenta
Las circunstancias políticas, sociales y económicas que vivían en la década de los 60, estimularon al máximo la creatividad humana y, en el campo de la literatura, la producción de grandes obras marcó un hito.
El fenómeno García Márquez fue el símbolo y en torno a él, los profesionales de la narrativa continental obtuvieron reconocimiento mundial.
Circunstancias motivadoras
Varias fueron las circunstancias que impulsaron el desarrollo de las letras latinoamericanas en la década de los 60.
En primer lugar, el surgimiento de autores talentosos. En segundo, el ascenso de un público lector constituido por intelectuales de clase media. En tercer lugar, la decadencia en que se encontraba la literatura de grandes metrópolis, desde donde habían provenido siempre las mejores obras. En cuarto término, la preocupación mundial por el desarrollo del Tercer Mundo, muy particularmente de América Latina, y el proceso cubano. Todo esto, manejado en forma talentosa por los equipos publicitarios de las casas editoriales y los agentes de escritores, resultó en un "boom" por las obras continentales en lengua española.
Fenómenos del boom
Aunque la figura central del boom es García Márquez y su obra Cien años de de soledad, publicada en 1967, hay muchos autores y obras anteriores a esa fecha, que se han vinculado a este fenómeno. El cubano Alejo Carpentier, por ejemplo, o el argentino Julio Cortázar, ya estaban consagrados como escritores. Sin embargo, no habían sido "masificados", fenómeno que sólo ocurrió a partir de los 60. Juan Rulfo, de México; José María Arguedas, de Perú; Guillermo Cabrera Infante y José Lezama Lima, de Cuba; Jorge Luis Borges y Ernesto Sábato, de Argentina; y Juan Carlos Onetti, de Uruguay, entran en la renovación temática y estilística de nuestra literatura. En Chile, no podemos dejar de nombrar a Manuel Rojas, cuya obra cumbre, Hijo de Ladrón, expresa de modo magistral, los principales motivos de la literatura contemporánea: la marginación social, la angustia existencial, la incomunicación y la impersonalidad de la sociedad contemporánea.
Mario Vargas Llosa
Este escritor peruano es otro de los gigantes de la literatura hispanoamericana contemporánea. Nacido en 1936, publicó sus primeros relatos en 1959, pero su primera novela La ciudad y los perros apareció en 1963, convirtiéndose de inmediato en un éxito literario. Al igual que las siguientes obras escritas en esta década, Vargas Llosa (en la imagen) utilizó sus propias experiencias y la realidad socio-política peruana, en el tratamiento de sus escritos. Conversación en la Catedral, una de sus principales novelas, muestra, a través de la historia de sus protagonista, un periodista frustrado, los problemas sociales y las luchas políticas en Perú de las décadas 50 y 60. El sentido del humor y la aguda ironía de la pluma de Vargas Llosa, se unen al uso impecable del lenguaje y su capacidad para manejar distintos planos y perspectivas en una misma obra, lo que convierte a sus novelas en libros que el lector disfruta en desentreñar.
¿Escritores o políticos?
El emergente movimiento literario de América Latina se comprometió mayoritariamente, con las causas libertarias, democráticas y anti dictatoriales. Esta posición debe valorarse a la luz de las circunstancias imperantes en el continente durante esa época: en la mayoría de las naciones existían gobiernos de facto con un no disimulado apoyo de Estados Unidos.
Aunque los pueblos americanos tenían en ese momento líderes políticos los escritores del boom se constituyeron en los líderes intelectuales.
Chilenos contemporáneos
Mientras Cortázar y Juan Rulfo entregan sus obras al público americano, desde Francia y México, en Chile hay varios autores que se inscriben en la misma tendencia -neorrealista- en que algunos críticos los clasifican. María Luisa Bombal y Carlos Droguett Alfaro están entre ellos.
La primera se destaca por la atmósfera que es capaz de crear en sus obras: mundos paralelos en donde se sugieren sensaciones y sentimientos. Se trata de una literatura "hacia adentro", una literatura íntima. La última niebla, publicada en 1939 en Chile, es una de sus novelas más características.
Droguett, por su parte, empieza empleando una temática histórico-social y se vuelca luego al tratamiento de personajes caracterizados por su marginalidad de dentro de la sociedad: en Eloy, por ejemplo, describe al bandido, y en Patas de perro, al desarraigado. Ambos escritores recibieron el Premio Nacional de Literatura.
Junto a ellos, cabe mencionar entre los grandes de este siglo a José Donoso, cuyas obras, entre las se cuentan El obsceno pájaro de la noche y Coronación, gozan de reconocimiento internacional.
Poesía nacional
El siglo XX es un siglo de poetas para Chile. ¿Qué podemos decir de Gabriela Mistral y Pablo Neruda que no hayamos dicho ya? Es por ello que ahora vamos a hablar de otros grandes de la poesía chilena.
Vicente Huidobro: A Huidobro se le considera como el innovador de la poesía chilena y quien primero la llevó a la altura de las corrientes vanguardistas de comienzos de siglo. Su característica fundamental, a diferencia de Neruda y la Mistral, es la "europeización" de su trabajo. Llevó la creación al extremo de utilizar las palabras por su sonido y ritmo, al margen del significado y su contenido.
Frente al Naturalismo que se desarrollaba a su alrededor, Huidobro demostraba su desprecio, señalando que la naturaleza es una cosa y la palabra es otra, ambas pueden caminar separadamente. A la naturaleza las palabras la tienen sin cuidado, por lo tanto, los hombres, con las palabras, deben hacer un trabajo similar al de la naturaleza.
Nicanor Parra: A pesar de lo difícil que resulta descollar, entre figuras de tanto brillo como Neruda y la Mistral, Parra (en la imagen) logró desarrollar su gran talento y obtener un sitial en las letras hispanas, y también en las de otros idiomas a los cuales ha sido traducido.
Nació en Chillán en 1916, en el seno de una familia campesina cuya sensibilidad artística fue heredada por todos sus miembros. Nicanor -que en el plano profesional eligió el camino de la Física y las matemáticas- echó a andar su vena artística por la poesía "cotidiana". Sus versos -muchas veces cargados de ironía- utilizan un lenguaje trivial, directo, con un ritmo que se adapta a la circunstancia a la que se refiere. Sin la camisa de fuerza de la métrica, gran parte de la poesía de Parra se inscribe en la llamada "anti-poesía" y recibió el galardón del Premio Nacional en 1969.
PALABRAS CLAVE
* "Literatura contemporánea"
* "Literatura en América"
* Modernismo
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